jueves, 2 de julio de 2015

crónicas urbanas, periodismo novelado.

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   El estilo literario de Héctor Martín Ojeda de la Rosa, por su modo peculiar, y del carácter que da a sus obras, en virtud de su sicología y temperamento, se enmarca en lo subjetivo. Sin una escuela literaria en particular, sus obras pueden ser confundidas en la del romanticismo por esas tentativas de insurrección literaria en contra de los falsos clasicistas académicos ya que impone la libertad a las formas esclavizadas del arte servilista de la imitación del seudo clasicismo francés. Domina la marca del individualismo lírico con todos sus matices sentimentalistas hasta la frontera de la melancolía, lo que le permite exaltar lo sublime de las pasiones.

   También pudiera ser incluido en la escuela naturalista porque en sus obras cuenta lo examinado y comprobado por él; el naturalismo es una reacción exagerada contra el subjetivismo extremosos de los románticos, pues Ojeda de la Rosa se distingue por lo materialista, desalentado e insolente, sin negar evidentemente la manifestación de Dios y del Espíritu.

   Pareciera que los naturalistas sólo ven lo triste y deprimente, el lado vil de las cosas en la sociedad, y en el individuo, pues relatan toda la horrura moral en términos crudos, brutales e innobles.

   Influenciado por los géneros periodísticos, su narrativa confunde al lector que lo quiere atrapar en algún género literario pues incursiona en el periodismo de fondo, de investigación, crónica y ensayo, al mismo tiempo que relata las experiencias para persuadir, o más bien, hacer que el pueblo excite su espíritu libertario.

   El periodismo no tiene un fin particular como la didáctica que forma, la oratoria que convence y la poesía que hipnotiza, sin embargo las obras de Héctor Martín hacen todo eso.

   Pero, ustedes, amables lectores, tendrán una mejor opinión pues el Alma humana tiene voluntad y, cuando la inteligencia le propone algo bueno, se inclina a ello; cuando le propone algo malo, lo contradice.

   En las decisiones de la voluntad intervienen los sentimientos; si en los libros de Ojeda de la Rosa aparecen sus nombres o apellidos, estas obras serán rechazadas automáticamente pues nadie es profeta en su tierra. Eso sí, sus obras tienen distinta aprobación fuera de su territorio de origen.

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